Festejo doble para Juan Manzur. Fue reelecto y ya no discute con José Alperovich. Ni por el poder ni por el peronismo.
Celebración complicada para Germán Alfaro. Tiene cuatro años más como intendente y ayer fue uno de los cinco triunfos que festejó Cambiemos (el de Morales en Jujuy, la capital tucumana, el de Roberto Sánchez en Concepción, el de Mariano Campero en Yerba Buena y las PASO mendocinas).
Debut desolador de Silvia Elías de Pérez. No consiguió ser la primera gobernadora de Tucumán, pero tampoco sabe si podrá erigirse en líder de la oposición. Todavía falta que le pasen factura por la derrota. En la primera fila están José Cano y Domingo Amaya.
La despedida de José Alperovich. A los golpes le dieron varias lecciones. Aprendió que sin el aparato no se gana en Tucumán. Comprendió que la soberbia es mala compañera. Le demostraron que Tucumán es peronista. Y, lo que más le dolió, que su nombre y su plata no alcanzan.
Alegría para Ricardo Bussi. Logró lo que quería. Se revitalizó como fuerza en la Legislatura y los comicios fueron el pulmotor que hizo revivir a FR.
El sistema electoral se agotó. No da para más. La picardía de los acoples y la exageración de fiscales ayudó a algunos candidatos, pero aturdió a todos los tucumanos. No transformar este sistema será un atraso.
Los ciudadanos ganaron. Dieron un paso adelante porque lograron elegir sin conflictos. Tucumán empieza a madurar y deja de ser el chiste del resto del país.
Los encuestadores perdieron. Les preocupó más quedar bien con sus empleadores que hacer más prolija su labor científica.
El 29 de octubre la democracia se oxigenará con una Legislatura más plural, pero las grietas seguirán abiertas porque muchos de los electos ya no tendrán reelección y una reforma constitucional no bajará las ansiedades.